domingo, 29 de enero de 2012

EN CASO DE ACCIDENTE, LO PRIMERO ES PRESTAR AUXILIO

El accidente que tuvo lugar en la carretera de la Virgen el pasado día 5 de enero, en el que un ciclista fue atropellado por un vehículo cuyo conductor se dio a la fuga sin auxiliarle y responsabilizarse de las consecuencias, nos viene como excepcional excusa para compartir con ustedes un asunto del que nos hemos ocupado en varias ocasiones en este mismo espacio y en el “Motor en Directo” de los domingos por la mañana. Efectivamente, se trata de una situación complicada de la que casi nadie quiere responsabilizarse y que mantiene unos altísimos niveles de peligrosidad. Y ésta se da mayoritariamente en esta carretera, en donde encontramos ciclistas casi a diario, aunque de forma masiva los fines de semana, que estrechan la vía de forma que no permiten su adelantamiento nada más que en puntos concretos y que escasean a lo largo de toda ella.

Lo primero de lo que debemos dejar constancia es de la denunciable actitud del usuario detenido por parte de la Guardia Civil, que ha desarrollado un arduo trabajo que ha culminado con éxito y que ha permitido, como les decimos, la detención del desaprensivo que, siendo consciente del atropello del ciclista, continuó su marcha dejándolo herido y sin conocer las consecuencias que podían derivarse de éste. Particularmente seguimos sin entender que alguien sea capaz de semejante despropósito teniendo en cuenta que se trata de ayudar a una persona que hemos herido precisamente nosotros, porque tiempo tendremos de defendernos ante la autoridad si viene al caso y existen responsabilidades que pueden compartirse, porque es verdad que no en todos los casos el culpable es el conductor de un vehículo a motor o el ciclista. Lo injustificable, y consecuentemente lo punible, lo que nos hará pagar la Justicia, es que neguemos auxilio a quien lo necesita en una situación tan flagrante.

El Código de la Circulación es tajante en este punto y anuncia que será puesto a disposición judicial quien se vea inmerso en una situación de este tipo, puesto que se trata de un delito de denegación de auxilio. A todo esto, aún peor es que cuando se producen estos desencuentros en la carretera, independientemente de quiénes sean los protagonistas, el cobarde huya conscientemente, es decir, que se sabe responsable del accidente y escapa del lugar para evitar su responsabilidad y confiando en no haber sido visto. Por lo tanto, como la práctica totalidad de ellos son esclarecidos por las fuerzas de seguridad, lo que podía haber quedado en un accidente de tráfico más se le añade el peso de la ley de forma contundente y ejemplar.

En cuanto a lo que antes nos referíamos de responsabilidad compartida, nosotros estamos convencidos de la urgente y justificada necesidad de que en carreteras de este tipo, usadas habitualmente por ciclistas, los usuarios encuentren en las dos direcciones y en toda su longitud señales que anuncien las características de la vía. Avisar con tiempo de la presencia de este tipo de vehículos lentos nos sirve para confirmar el peligro y alertar de su presencia en cualquier punto de la vía, para centrar la atención del conductor y para obligarnos a respetar la señalización general de la carretera. Lo que la autoridad competente debe evitar cuanto antes es el peligroso vacío que genera la falta de señalización que denunciamos en nuestro comentario de fin de semana y que no hacemos porque sí, sino porque se ha registrado un accidente que pudo haber acabado en tragedia.