Un nuevo fin de semana para compartir que viene acompañado de no muy buen tiempo, si entendemos que el frío, la lluvia, la niebla e incluso la nieve no deben ser asumidos como parte de una climatología agradable. Sin embargo, por ser el agua muy necesaria, porque dependemos del líquido elemento como seres humanos que somos y porque en nuestra tierra todo lo que tiene ligazón con la lluvia en cualquiera de sus formas siempre es bienvenido, lo mejor es que nos preparemos para disfrutarla. En nuestro caso concreto, con nuestro coche de por medio, nada mejor que echar mano, una vez más, de los tópicos de siempre, es decir, de todo aquello que es muy posible que necesitemos si decidimos salir de viaje, aunque se trate de un desplazamiento corto. Lo primero que se nos ocurre es que como la nieve nos la podemos encontrar en cualquier momento, ni se nos pase por la cabeza salir a la carretera sin las cadenas, no sea que nos veamos en la obligación de adquirirlas en la misma carretera por un precio mucho mayor que el del mercado. Pero también es muy importante que demos una vuelta alrededor de nuestro vehículo y comprobemos el estado general del grupo óptico, ya que estamos obligados a usarlas las luces desde el momento en que lo ponemos en marcha. Cualquiera de ellas que no ejerza su función puede suponernos un quebradero de cabeza si de iluminar se trata o una denuncia que acabará en sanción económica.
Por lo tanto, nada de perder el tiempo dejándolo para otro momento. En cuanto a elementos de la importancia de los limpiaparabrisas, solo recordarles que no debe faltarles líquido con el que regar el cristal antes de su limpieza y, si nuestro coche duerme a la intemperie, o les quitamos las gomas o los retiramos del cristal para evitar que amanezcan pegados a éste. Por otro lado, recordar que rociar el parabrisas con agua caliente no es aconsejable, ya que el cambio de temperatura puede dañarlo, o aún peor, romperlo, que no sería el primer caso ni seguro que el último. Lo mejor es echar un poco de alcohol en el depósito del agua del lavaparabrisas y esperar a que funcione. Como saben, lo de raspar el cristal con objetos punzantes solo sirve para estropearlo.
Aunque seamos machacones, reiterativos y cansinos, no perderemos la oportunidad hoy tampoco de recordarles que realizando un viaje con tiempo tan exigente, los neumáticos deben estar correctos de aire y la amortiguación no debe presentar reacciones extrañas, ya que, de ser así, antes debió revisarlas con tiempo. Por otra parte, tome nota que una linterna puede ser determinante en caso de avería o de parada obligatoria por cierre de la carretera, lo mismo que el depósito de combustible lo más lleno posible, el teléfono cargado y el cargador del coche siempre a mano, lo mismo que una manta, algo de comida para acallar el hambre o agua o refresco que llevarse a la boca. Y todo porque sabemos que las detenciones en pleno viaje se pueden producir por muchas causas, ya sea un accidente o un corte controlado por la Guardia Civil, cuando no cerrada la vía a causa de la nieve o el hielo. Contar con que estas situaciones pueden producirse, que es posible que nos veamos involucrados en una detención de horas supone un riesgo añadido para los ocupantes del vehículo. Y aquí es precisamente donde estas reservas hacen su apaño, como solemos decir por estas tierras de María Santísima.
Con todo, el sentido común debe imponerse entre los conductores, que de esta forma evitarán los excesos y se someterán de buena gana a las excepcionales exigencias de una meteorología que para conducir no es precisamente la más adecuada. En cuanto a lo del alumbrado, en contra de lo que muchos de nosotros creemos, lo de llevarlas encendidas no debe ser entendido como una ayuda para ver mejor, sino para que seamos vistos desde lejos, especialmente cuando circulemos por carreteras de un solo carril. Los que deciden no iluminar su presencia porque aseguran que ven a la perfección la carretera, caen en el error de poner su vida en peligro innecesariamente.
Resumiendo, que tenemos todas las posibilidades en la mano de asegurar el viaje en todo aquello que dependa de nosotros si ponemos en marcha lo que podíamos denominar autodefensa y que tiene absoluta relación con una mayor dedicación a la conducción y no caer en el error de confiarnos porque la carretera no nos es extraña o porque estamos convencidos de ser unos conductores excepcionales. Además de suponer una actitud peligrosa, cuando se menosprecia el entorno y el propio vehículo bajo conceptos tan banales como los expuestos, que ocurra lo que queremos evitar parece lo más lógico y probable.