domingo, 10 de marzo de 2013

LAS BICICLETAS NO SON SOLO PARA EL VERANO

Aunque solo haya sido un globo sonda, la respuesta del mundo de la bicicleta ha sido contundente. Se han negado en redondo a que se implante un examen especial para los usuarios de estos vehículos de dos ruedas. La Dirección General de Tráfico entiende que la bicicleta ha tomado en los últimos años un protagonismo especial por el número de ellas y el uso que se les da, y que de éste se desprende también un número de siniestros que preocupa una vez analizados. Esas son las razones oficiales y la actitud del ciclista con respecto a su implantación, negándose en redondo a que se les exijan unos mínimos conocimientos sobre circulación y el uso obligatorio de los elementos de seguridad activa y pasiva de que disponen.

Sin embargo, si observamos el uso y disfrute que algunos de estas personas hacen del vehículo, tampoco lo vemos exagerado del todo. Si entramos en detalle: aumenta el número de ellos y de todas las edades que han decidido circular en ciudad por donde les da la real de la gana, ya sea calle cerrada al tráfico, dirección prohibida y los acerados. Lo dicho, por donde les da la real de la gana. A éstos debemos sumarles lo que, ya en carretera, no siempre circulan como deben, porque les observamos todo tipo de peligrosos excesos. En cuanto al uso de las luces obligatorias, tanto delante como detrás del vehículo, excepciones son las que vemos, porque la mayoría ni siquiera se ha planteado instalárselas. Y no digamos nada de la conveniencia, si no obligación, de usar sobre todo en carreteras abiertas, prendas que por sí mismas los distingan en el horizonte, con lo que ganarían en seguridad. De todo esto se desprende, lo quieran o no, una actitud poco conveniente para el uso de estos vehículos, y que no solo observamos nosotros, ya que los agentes de tráfico, locales o de carretera, también aportan sus conocimientos y experiencia, y algún que otro informe habrán hecho llegar a sus superiores.  Por eso insistimos en que lo más probable es que se trate de un globo sonda dejado volar desde la Dirección General de Tráfico para comprobar, a la vuelta, la información que trae y actuar en consecuencia. No obstante, si sabemos que la función principal de este organismo es el de reducir las consecuencias de la accidentalidad y que en ello basan la mayor parte de sus esfuerzos humanos, técnicos y económicos, que a nadie le extrañe que lo que por ahora es solo una decisión que está en el aire, no tarde en implantarse.  
Nosotros entendemos que antes de posicionarse a favor o en contra de medida tan extraña como valiente, nada mejor que asumir el uso que hace cada uno de su bicicleta, de si se excede o se queda corto, de si está convencido de que, como un vehículo más que es, está obligado a usarlo como si se tratara de uno a motor, etc. Por el momento es contrastable que no ha sido así, que la bicicleta se ha convertido, incluso por razones económicas, en un modo de desplazamiento sobre todo en la ciudad ampliamente utilizado y que ha dejado de estar relegado específicamente a los días de vacaciones o fines de semana para convertirse en un modo de entender la vida. Y es precisamente este auge el que ha terminado por entrar a las dependencias de la DGT con categoría de primera especial por el número  de accidentes que acumula, y exigir el control que por ahora no se percibe. La deducción de los técnicos quizá haya sido muy infantil, pero finalmente puede acabar siendo útil si tenemos en cuenta que se han basado en que los usuarios de las bicicletas no deben conocen las normas y que, precisamente por esta deficiencia, nada mejor que obligarles a enfrentarse a un examen de aptitud como a cualquier otro conductor, ya que finalmente los dos usan las mismas vías y están obligados a respetar las normas. 

Y si alguien no está de acuerdo, que lo aceptamos y entendemos, tanto el que les habla como esta emisora estamos dispuestos a debatir el asunto, convencidos de que es la mejor manera de llegar a un entendimiento y a un mejor conocimiento.