Aunque de sobra conocemos cómo se las gasta el Gobierno con respecto a las medidas que suele tomar, especialmente los viernes, por el momento parece que el globo sonda enviado hace unos días y firmado por nada menos que el secretario general de Carreteras, dependiente éste del Ministerio de Fomento, anunciando que las autovías, más concretamente su mantenimiento, lo deberemos de pagar quienes las usamos, no crean ustedes que ha caído en saco roto y que se ha tratado de un exceso verbal del que no debemos preocuparnos, porque se equivocan. El dardo envenenado que se ha enviado a los conductores, sean o no usuarios de estas vías, estamos convencidos de que no pasará mucho tiempo sin que sea implantado y, consecuentemente, nos pasen factura en la cuenta bancaria que tienen controlada y sin necesidad de permiso previo. De hecho, de lo que se trata en estos momentos es de conseguir que el sablazo sea asumible por nuestros ya depauperados bolsillos, porque de intentar parar la decisión que está punto de ser aprobada y anunciada cualquier viernes de cualquier mes del año, nada de nada.
Como hemos tenido oportunidad de repetir una y mil veces, los propietarios de vehículos representamos una fuente de ingresos segura, inmediata y que demanda poca atención, ya que se trata sencillamente de gravar directamente el combustible, por ejemplo, y pronto las carreteras que usamos para desplazarnos. En cuanto a si es legal la futura decisión que nos exigirá que abonemos lo que hace años que se pagó y que además se pudieron realizar con fondos provenientes de la Unión Europea, la verdad es que sabemos poco. Y el Gobierno tampoco debe tenerlas todas consigo cuando, una vez más, ha utilizado el chisme y a sus habituales correveidiles mediáticos, para que nos enteremos de una decisión que se asegura, sin embargo, no ha salido de La Moncloa, pero que está ahí y firmada por un alto cargo. Por lo tanto, dispongámonos a pagar religiosamente lo que se nos exija antes de que alguien nos recuerde por enésima vez que se trata solo de aportar unos euros de nada a cambio de un mejor cuidado y mantenimiento de la red vial española.
Lo que ocurre es que, por si nuestros hombres y mujeres del Gobierno no han caído en la cuenta, a los propietarios de vehículos se nos viene apretando el cinturón desde todos los puntos que legalmente se puede. El combustible es uno de ellos, pero no debemos obviar que también recaudan del sello municipal, que para eso los municipios se las han arreglado para aumentar la cuota anual de manera significativa; de los aparcamientos en superficie, de las sanciones de tráfico en carretera y en ciudad, de las pólizas de seguros, de los talleres en general, de los repuestos… La ansiosa e insensible máquina del Estado, como ya hemos dicho, ha visto en el coche una excepcional y extraordinaria fuente de ingresos y quizá lo de menos acabe siendo pagar por circular por las autovías.
Por cierto, que si finalmente toman esta decisión, lo que puede ocurrir, sobre todo si evitan generalizar y solo pagan los que realmente hagan uso de estas vías de doble sentido, es que las carreteras secundarias asuman un tráfico desproporcionado y muy peligroso para su capacidad, puesto que es de suponer que serán muchos los usuarios que huyan del pago de todas las formas posibles. Una de ellas es precisamente la de volver a las carreteras de un solo carril, con lo que esto representa, ya que estamos seguros de que acabará influyendo en la seguridad de todos. Por el momento, si deciden que solo debe pagar el que circule por ellas, la cosa puede acabar siendo un caos; si somos todos, es evidente que, una vez que tengamos que pagar la usemos o no, la circulación seguirá como está ahora.