De acuerdo con la fecha del mes en la que nos encontramos, no parece que sea necesario recordarles que aún están a tiempo de visitar a su mecánico habitual para que les revise a su vehículo los elementos y componentes que resultan imprescindibles para que éste funcione como un reloj y detecte y erradique la aparición de las posibles averías que pudieran aparecer en el camino. Aceptamos que los tiempos no están para tirar cohetes y que incluso las vacaciones las hemos conseguido de chiripa, pero no nos negarán que lo del coche es el capítulo económico que menos importancia tiene en el conjunto, y más si son ustedes de los que gustan de revisar con regularidad los niveles que éste demanda, desde el líquido de frenos y dirección asistida hasta la servodirección y aceite del motor. Todos los vehículos asumen los desgastes propios que se derivan de su uso sin que represente peligro para el usuario, pero sí que demanda un cuidado específico si de verdad se quiere tener a punto con muy escasa inversión.
A todo esto, habrán escuchado que la mayoría de los talleres mecánicos iniciaron hace unas semanas sus habituales ofertas de vacaciones, detalle que nos servirá a todos para aprovecharnos de mejores precios y más seguimiento a nuestro vehículo por mucho menos dinero. Lo de las campañas de verano-invierno, que son las más demandadas por parte de los propietarios de vehículos, dependiendo del número de kilómetros que recorramos por temporada, son fundamentales para evitar las averías propias que genera la dejadez. Algo parecido ocurre con los neumáticos, en los que en contados casos nos encontramos con alguien que los cuida y los vigila de acuerdo con los consejos del fabricante. Consecuencia: la pérdida de calidad de coche y ruedas, inversión económica superior a la prevista y envejecimiento prematuro de estos elementos.
En un momento tan decisivo como con las vacaciones familiares, justo en unos días en los que el coche se convierte en un piso rodante que nos lleva y nos trae a todos los integrantes, lo menos que podemos hacer es invertir en seguridad. De hecho, debería ser obligatorio si tenemos en cuenta las consecuencias que suelen derivarse de un accidente que tenga su origen en unos neumáticos en mal estado o en unos frenos que no tenían líquido suficiente para ejercer su función con la debida precisión. Pero debemos ir más lejos e incorporar el equipo óptico de nuestro coche si de verdad queremos conseguir una revisión completa. Y está perfectamente justificado porque las luces de nuestro coche son fundamentales una vez en marcha, ya que ninguna sobra y todas tienen una específica y concreta misión. Una intermitencia deficiente, unas luces traseras del freno que no funcionan correctamente o las delanteras que no están reguladas adecuadamente puede influir de modo decisivo en nuestra seguridad y en la de quienes con nosotros se crucen.
Sea precavido. Invertir en seguridad siempre sale económico.